miércoles, 15 de agosto de 2007

LA IGLESIA HA HECHO MUCHO BUENO
En los tres primeros siglos la Iglesia consiguió muchas conversiones auténticas y logró un gran triunfo, el triunfo del amor cristiano sobre el egoísmo humano, o sea, sobre la codicia, sobre la violencia, sobre el rencor, sobre la soberbia, sobre la venganza… Logró una limpieza moral muy beneficiosa para todos.
A lo largo de los 18 últimos siglos la Iglesia ha hecho infinidad de cosas buenas para bien de la humanidad. Ha influido en la política y en las guerras, ha construido grandiosos y artísticos monumentos a lo largo de toda Europa y América, ha engendrado numerosas personas sobresalientes en el arte y en la sabiduría, hasta ha enseñado a los bárbaros a labrar la tierra… Podemos afirmar que durante siglos ha sido ella la que ha marcado el ritmo de la vida europea.
En lo que ha fallado es en su misión principal: La evangelización de Europa y, como consecuencia, la evangelización de otras partes del mundo a donde se llevaron las mismas formas pastorales.
¿Y, en nuestros tiempos, qué? Ha perdido influencia en muchas de las actividades anteriores y no ha ganado en evangelizar. La pastoral catequizadora sin evangelizar parece un virus endémico incurable.
Los Papas, máximos representantes de la Iglesia, han logrado, mediante el pequeño Estado Pontificio, ser recibidos con honores de gobernantes y de reyes en todas las naciones del mundo, facilitando así llevar la palabra de Dios a casi todos los lugares. Siempre a un nivel catequizador, no evangelizador.
Ya los Papas últimos piden ayuda para centrar bien su misión y su actividad pastoral. Pero hay personas muy influyentes en Roma que dificultan este cambio. ¡Mientras ‘pintemos’ algo en el mundo…mejor estar quietos!
La misión encomendada por Jesús de engendrar los Hombres Nuevos del amor para construir el Reino universal de Jesús se ha olvidado. Y nos conformamos resignadamente con pintar algo en el mundo.
¿Puede conducirnos este plan a algo parecido a lo que nos encomendó el Señor? ¿O nos conduce a un cataclismo eclesial, que parece ser lo único que nos convierta al buen camino?
MATÍAS CASTAÑO

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