lunes, 20 de agosto de 2007

¿Y CÓMO EVANGELIZAR?

La trayectoria seguida por Jesús nos da la pista a seguir:
1 - Jesús predicaba la Buena Nueva, lo que hoy decimos el evangelio. Ni enseñaba las numerosas teorías rabínicas de su tiempo ni se molestó en fabricar una alta teología o doctrina religiosa.
2 – Jesús lo hacía especialmente con los apóstoles, sin desanimarse ante su torpeza; nunca le entendieron ni se convirtieron. Querían a Jesús, creían en Él como Mesías y le seguían, esperando que Él, al establecer su reino humano, iba a satisfacer su ambición y su soberbia. Pero Jesús con gran cariño y comprensión seguía sembrando pacientemente en sus corazones la semilla del evangelio, confiando que un día fructificaría.
3 – La muerte de Jesús en la cruz y la resurrección fueron un mazazo que convirtió en escombros aquellas ambiciones soberbias de los discípulos, que sin duda empezaron a ver de otra manera muy distinta la persona y misión de Jesús.
4 – Los diez días en el cenáculo, después de la Ascensión de Jesús al cielo, pasados en oración, es decir, recordando todo lo vivido con Jesús y todo lo oído de sus labios, con más luz para empezar a entenderlo y con más apertura y docilidad para asumirlo y convertirse a ello, ayudándose unos a otros, cada cual con su punto de vista, a profundizar cada día más…fue creando en su espíritu unas disposiciones más auténticas de aceptación con un entusiasmo creciente según iban pasando los días…hasta que el Espíritu Santo vino sobre ellos con todos sus dones y los llenó de sabiduría evangélica, de fortaleza profética y de despego total a todo lo que no fuera Jesús.
5 – Antes Jesús había elegido a Pedro para una misión especial: ser la cabeza del grupo y de todos los seguidores de Jesús. Pero no lo hace sin antes hacerle un escrutinio severo con una sola pregunta, repetida tres veces: “¿Me amas más que éstos?”. No le examina de dotes oratorias ni de conocimientos teológicos ni de habilidades diplomáticas, ni de conocimiento de idiomas... ¡Sólo del amor!
APLICACIONES:
Así ha de ser toda labor evangelizadora, a base de evangelio, de lo esencial del mensaje de Jesús, preparando a los catecúmenos en pureza de intenciones creciente para hacerlos aptos a los dones del Espíritu Santo. Y cada paso ‘oficial’ (sacramentos), antes el escrutinio serio sobre las disposiciones requeridas desde el evangelio. Olvidarse de la cantidad y garantizar todo lo posible la calidad.
MATÍAS CASTAÑO

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